Sin duda alguna la implantología oral se ha convertido en una de las soluciones protésicas de más ayuda y predictibilidad a la hora de restaurar zonas edéntulas totales o parciales. Las diferentes técnicas quirúrgicas, tipos y diseños de implantes y la variedad de materiales para regeneración han hecho de la implantología una rama de la odontología en donde cada vez más los beneficios estéticos y funcionales sobresalen.
Aún así la implantología requiere planeación y diseño antes de ser escogida como opción restaurativa. Es fundamental comenzar diligenciando una correcta historia clínica en donde se pueda indagar sobre posibles patologías, compromisos sistémicos y toma de medicamentos o sustancias que puedan entorpecer el correcto proceso de oseointegración de un implante. Así mismo los exámenes de sangre analizados en laboratorio revelarán datos sumamente importantes como los niveles de glucosa existentes, los tiempos de coagulación y cualquier otra información que el clínico considere necesario conocer antes de abordar el caso.
Así mismo un correcto juego de imágenes radiológicas y tomográficas son vitales para determinar con qué espacio tridimensional se cuenta, qué longitud, diámetro y forma de implante sería el ideal y qué posibles riesgos de daños a estructuras anatómicas podrían correrse durante el acto quirúrgico.
De esta manera y con toda la información ya obtenida la confección de una guía quirúrgica realizada con ayuda de un previo encerado de diagnóstico dará la posición ideal de fresado, ubicación del implante y futura restauración.
De igual forma el uso de un software especializado para diseño y planeación quirúrgica es de gran ayuda no solo por su precisión sino también por la agilidad con la que pueden analizarse las zonas candidatas a implantar.
Dr. Juan Manuel Ramírez